Cuenta la leyenda, que Usain Bolt tiene una partida regular, pero una llegada notable; y que su entrenador decidió NO invertir esfuerzo en mejorar su salida, sino apostar por hacer de esa llegada algo extraordinario. Los resultados ya los conocemos.
La mayoría de los modelos de liderazgo nos impele a trabajar brechas que, de ser superadas, nos llevarían a desarrollar una fortaleza.
Pues nada más equivocado.
Las fortalezas tienen patrones propios y su desarrollo no parte de una base de carencia. Muy por el contrario, se propone entender y potenciar lo que ya abunda.
¿Conoces tus fortalezas?
¿Conoces las fortalezas de cada persona de tu equipo?
¿Qué pasaría si dejamos de apostar por la debilidad?
Te invito a escudriñar y conectarte con esta posibilidad de liderazgo.
¡Bienvenidos!