La mayor amenaza para la sostenibilidad organizacional en el siglo XXI es la disrupción digital. El antídoto más eficaz es ágil. Aunque el Manifiesto para el desarrollo ágil de software fue creado por 17 desarrolladores de software hace más de 20 años, la verdad es que Agile (realmente) no se trata de tecnología. Se trata de que las personas "descubran mejores formas de hacer las cosas y ayuden a otros a hacerlo".

Como miembro de junta directiva, asesora de junta, ejecutiva de nivel C y entrenadora ejecutivo, he liderado transformaciones ágiles durante más de dos décadas. Mi enfoque siempre ha estado en 'gestionar el lado suave de ágil'; mi enfoque siempre ha sido optimizar el potencial humano y empoderar a las personas. En esencia, Agile se trata del comportamiento humano y de cómo interactuamos entre nosotros, y exige nuevos modelos operativos y de participación. Desafortunadamente, la mayoría de las organizaciones NO están diseñadas para optimizar el potencial humano; más bien, están diseñados para maximizar la productividad y las ganancias.

Agile es una forma fundamentalmente diferente de trabajar, pensar y ser. Debido a que es contrario a las prácticas de gestión tradicionales, exige una nueva cultura, lenguaje y mentalidad. Sin embargo, la mayoría de las personas no han comprendido completamente cómo la disrupción digital ha cambiado TODO: qué, dónde, cuándo, por qué y cómo jugamos y con quién o para quién jugamos. Porque todo ha cambiado, todo debe cambiar. Incluyéndote.

Esta charla presenta la mentalidad ágil y los principios esenciales que deben dominar las personas y las organizaciones para prosperar en el mundo de la disrupción digital. También aborda las consideraciones críticas para transformar culturas y diseñar nuevos ecosistemas para adaptarse rápidamente al cambio constante, que puede ser la mayor ventaja competitiva individual en el siglo XXI.

Para prosperar en un mundo de disrupción digital y cambio continuo, debemos volvernos ágiles. La verdad sobre Agile y Agility es que se trata de personas. Y es muy, muy difícil.